Materialists: la mercantilización del amor moderno

“Six inches can double a man’s value in the market”



En tiempos modernos, el concepto del amor ha sufrido un sin fin de cambios, desde los positivos como el establecimiento de límites a raíz de acudir a terapia así como la mercantilización de esta noción con tal de vender una aplicación para citas o en este caso, de contratar a una matchmaker.


Escrita y dirigida por la talentosa Celine Song Materialists, sigue la historia de Lucy, una exitosa matchmaker, la cual se ve envuelta en un dilema tras tener que decidir entre su ex novio John o el match perfecto Harry, aquel con el que siempre soñó.


Hoy en día, las personas desean acabar con su soledad, anhelan ser parte de un grupo, comunidad o de entenderse con alguien más, y ansían sentir el amor que a lo largo de décadas ha sido vendido como lo mejor que nos puede ocurrir, por lo que esta necesidad inevitablemente conducirá a buscar lo que sea necesario para lograrlo.


Es en este último punto, donde entran aplicaciones para citas como Bumble, Tinder e inclusive Grindr, las cuales tienen una versión de paga, que permite visualizar más perfiles que pueden ser compatibles contigo debido a su ubicación, puedes rechazar un perfil con mayor facilidad o aceptar uno sin mayor límite diario.


El perfil de cualquiera de estas aplicaciones incluye una foto donde tu cara se vea claramente sin filtro, estatura (en Tinder se añade con la versión plus), educación, profesión, pasatiempos, y una breve descripción acerca de ti.



Lucy había conectado a nueve parejas que terminaron en matrimonio, y a otras tantas que mantenían un noviazgo. Ella tenía un ojo clínico para determinar qué persona sería compatible con otra, particularmente se basaba en la estatura, ingresos socioeconómicos y otras características como la juventud, la cultura y por supuesto, la personalidad. No obstante, ella era soltera después de una relación de más de cinco años con John, un actor de teatro que para solventar su vida, trabajaba en el catering de eventos. 


En una boda, Lucy conoce a Harry, un apuesto y adinerado hombre de mediana edad, el cual rápidamente mostró interés en ella y en su trabajo, en particular por la forma en la que hacía las conjeturas necesarias para conectar a las personas.


Conforme el tiempo pasa, Lucy conoce mejor a Harry e inician una relación, la cual parecía ir viento en popa. En medio de una cena, ella le menciona que es la clase de chica con la que solo sale una vez y después no le vuelve a hablar, se expone, indicando que ser matchmaker era una la única acción para la que realmente era buena, igualmente destaca la diferencia socioeconómica y el pasó del tiempo; a esto, él le menciona que le agrada alguien que conozca tan bien a los otros, lo que la lleva a decirle que con él, ella se siente valorada.


Dentro de estas aplicaciones, lo más importante es hacer match e iniciar una conversación con la otra persona, es tan fácil deslizar el dedo para indicar que alguien no te interesa solo porque no cumple con una característica de las que deseas. La idea que estos sistemas han generado es la de desechar al otro, sin tomar el tiempo de cuestionarse si esa cualidad es tan importante como para cambiar de candidato.


Adore (la empresa del matchmaker) fomentaba estas ideas, desechar rápidamente al otro, hasta llegaba a parecer que una cita era demasiado para decidir si querían intentar algo o no. La estatura y los ingresos se convertían en el mayor punto de inflexión. 



John no era adinerado, él seguía viviendo con roomies debido a su inestabilidad económica; en el pasado no le había ofrecido mucho a Lucy, sino que más bien pintaba para ser una relación que solo alargaban pero ya no había ningún tipo de conexión. 


Por su lado, Lucy era consciente de su situación (tal cual se lo expresó a Harry). Ella sabía que era lo que más importaba para este mercado hiperconsumista e hiper fijado en características que no aseguraban que aquel match, fuese buena persona.


Siendo esto último, lo que ocasiona un problema en la vida de Lucy. Por más características compatibles con el otro, hasta no convivir con el otro (e inclusive haciéndolo), no conoceríamos su verdadero ser.



Lucy descubre un pequeño secreto de Harry, algo que ella había mencionado días atrás con su jefa, un detalle que aumentaba las posibilidades de él de encontrar pareja, demostrando una vez más, que la estatura era un indicador sumamente relevante.


Tiempo después y tras ese problema laboral, Lucy se percata de la visión materialista en la  que el amor se ha tornado; sabe que realmente encontrar a alguien que encaje perfectamente con las características de otra persona es complicado, así que su jefa decide darle vacaciones para que se reinvente. 


Ella notó el problema de aquel sistema, por más que entrevistara a sus candidatos, nunca llegaría a saber si eran buenas personas como para hacer el match con la otra persona, tantas cualidades y ninguna aseguraba nada. Esta misma crisis, hace que deje a Harry, con un discurso similar al de su ruptura con John.


Ese evento desencadena que Lucy regrese a buscar a su ex, quien sabía que no le podía ofrecer lo mismo que aquel hombre adinerado, pero si podían crear y mantener un lazo el cual trascendía más allá de todas esas cualidades que al final no aseguraban nada.



Si bien seis pulgadas podrían aumentar el “valor” de un hombre en el mercado de las citas, conocer a la persona desde la intimidad emocional, es algo que nada podrá cambiar. El que la sociedad esté tan inmersa en conocer el ingreso del otro, solo confirma el propio título de la película y reafirma la existencia de plataformas como Tinder. 


El amor implica más que un signo de pesos o dólares, más que la estatura, sino es  el sentimiento más puro de nuestra existencia como seres humanos, implica la comprensión y admiración hacia el otro, conocer detalles que alegran el día, el querer pasar el resto de tu vida con esa persona (porque sabes que vale la pena y que pueden crear un vínculo duradero), implica respetar al otro.


Lucy y John tenían esta conexión. Harry representaba todo aquello que ella había llevado con el estandarte de Adore, la estatura perfecta, la posición acomodada dentro de la sociedad y la edad ideal, pero no mostraba amor verdadero.


Materialists realiza exitosamente una crítica hacia la mercantilización del amor, así como a la exaltación de características que no brindan seguridad respecto a la durabilidad de un vínculo. Tal cual el servicio de una matchmaker, hoy en día, las aplicaciones para citas están a la orden del día y si deseas escoger con ojo milimétrico a un posible amante. 

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